"Tambien recabo mi propia información. Existen bibliotecas especializadas en viajes, y otras que están suscritas a periódícos y publicaciones locales. A partir de ese material ingente, selecciono los restaurantes que parecen interesantes." (páxina35).
"En el tren hacia Sapporo me eche una siesta de unos treinta minutos y leí la biografía de Jack London que me había comprado en una librería cercana a la estación de Hakodate. Comparada con la azarosa vida de Jack London, mi vida era apacible como la de una ardilla que, encaramada en lo alto de un nogal, hiberna con una nuez por almohada en espera de la primavera. Al menos así me lo pareció durante un tiempo. ¿Quien leería sobre la sosegada y poco agitada vida y muerte de un empleado de la Biblioteca Municipal de Kawasaki? En definitiva: lo que buscamos es una compensación de lo que no tenemos" (páxina 39).
"A continuación tomé un taxi y fuí a una biblioteca. Le pedí al taxista que me llevase a la más grande de Sapporo. Allí busqué los viejos números de la revista que la chica me había indicado. Encontré el artículo sobre el Dolphin Hotel en el número del 20 de octubre. Lo fotocopié, entré en una cafetería cercana y, tras pedir un café, empecé a leerlo." (páxina 76).
“A la mañana siguiente, tras desayunar en Dunkin· Donuts, me fuí a la biblioteca y hojee los periódicos de los últimos quince días. Pretendía saber si se habían producido novedades en la investigación del asesinato de Mei.” (páxina 329).
“Esperé que sucediera algo, siempre intentando no alterar mi ritmo de vida. Unas cuantas veces por semana iba a la piscina y nadaba hasta quedar exhausto, hacía la compra, me preparaba la comida y de noche leía libros que tomaba prestados de la biblioteca mientras escuchaba música.
En la biblioteca se me ocurrió consultar la hemeroteca para saber algo más sobre los asesinatos que habían tenido lugar en los últimos meses.” (páxina 383).
“A la mañana siguiente, tras desayunar en Dunkin· Donuts, me fuí a la biblioteca y hojee los periódicos de los últimos quince días. Pretendía saber si se habían producido novedades en la investigación del asesinato de Mei.” (páxina 329).
“Esperé que sucediera algo, siempre intentando no alterar mi ritmo de vida. Unas cuantas veces por semana iba a la piscina y nadaba hasta quedar exhausto, hacía la compra, me preparaba la comida y de noche leía libros que tomaba prestados de la biblioteca mientras escuchaba música.
En la biblioteca se me ocurrió consultar la hemeroteca para saber algo más sobre los asesinatos que habían tenido lugar en los últimos meses.” (páxina 383).
Baila, baila, baila de Haruki Murakami, editado por Maxi Tusquets no 2013, Aportados por Anxo
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