miércoles, 6 de agosto de 2014

Moo Pak

Yo llegué a Inglaterra, dijo, en los últimos momentos de la verdadera anglitud, cuando estaba mal visto llevar pantalones ajustados porque solo los llevaban los Teddy Boys, y cuando todo el mundo bebía leche malteada Horlicks, cuando podías conseguir el libro que quisieras en las bibliotecas públicas y la tercera cadena de la BBC emitía una hora de lectura de los poemas de Wallace Stevens seguida de una obra de Ugo Betti traducida por Henry Reed. Desde entonces, dijo, la red de bibliotecas se cae a pedazos por la falta de fondos, la tercera cadena ha dado paso a lo que podríamos llamar un canal de música ambiental clásica, e Inglaterra se parece cada vez más a Estados Unidos y cada vez menos al lugar de nacimiento de Langland, Chaucer, Donne, Herbert, Pope, Swift, Wordsworth, Coleridge, Tennyson, Arnold, Auden y Empson. (p. 45)

Cuando mis amigos me deprimen con sus historias y me hablan de cuánto desprecian Inglaterra y a los ingleses, dijo, de cuánto aborrecen la mezquindad, la grisura y la falta de alegría que perciben a su alrededor, de cómo se les ensancha el corazón no bien ponen los pies en suelo extranjero y cómo se les encoge de nuevo y se les hace un nudo en cuanto vuelven a casa, cuando continúan con lo caros e infectos que son aquí los hoteles y con lo profundamente arraigado que está el sistema de clases, tan destructivo, y con la situación desesperada en que se hallan los hospitales, y con las bibliotecas públicas, que en sud ía fueron la joya de la corona de todas las ciudades y de todos los pueblos, y hoy no tienen prácticamente libros, y los que tienen se guardan en edificios cada vez más y más lúgubres, edificios repletos de ordenadores y de sistemas de bases de datos y de casetes y videos pero sin apenas un solo libro nuevo, cuando me deprimen de esta manera, dijo, y se desahogan conmigo y me hacen partícipe de su sufrimiento, su furia y su desesperación, entonces puedo volverme y sumergirme en la lectura de mi amado Kafka, de mi amado Eliot, de mi amado Sterne. (p. 84)

Moo Pak, de Gabriel Josipovici (ed. Cómplices, 2012). Aportado por Sfer

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