martes, 5 de julio de 2016

La verdad sobre el caso de Harry Quebert

“Las dos personas con las que mejor me llevaba eran Jenny Dawn, la dueña del Clark´s, y Erne Pinkas, un voluntario de la biblioteca municipal muy apegado a Harry que a veces venía a Goose Cove al acabar la jornada a tomar un vaso de whisky escocés. Por mi parte, pasaba todas las mañanas por la biblioteca a leer el New York Times. El primer día me fijé en que Erne Pinkas había puesto un ejemplar de mi libro bien a la vista en un expositor.” Páxina 32

“Insaciable, me puse a explorar su biblioteca en busca de otros cuadernos. Para tener vía libre, esperaba a que Harry se fuera de casa; los jueves se marchaba a dar clases a Burrows, salía por la mañana temprano y no volvía hasta el final de la jornada.”  Páxinas 35 e 36

“Inmediatamente después de haber colgado, saqué los origenes del mal de mi biblioteca. En la primera página estaba la dedicatoria del Maestro:
A Marcus, mi alumno más brillante.
Con toda mi amistad,
H. L. Quebert, mayo 1999”
páxina 48

“Roth se marchó y penetré en la inmensa casa desierte. Cerré la puerta a mi espalda y me metí directamente en el despacho, para buscar la famosa caja. Pero ya no estaba allí. ¿Qué habtía hecho Harry con ella? Quería tenerla en mis manos por encima de todo y e puse a registrar las biibliotecas del despacho y del salón.” Páxina 55

“Él acaparaba todos los honores de la revista, y cada vez que aparecía un número, me encontraba a alguien en la biblioteca soltándole halagos. El único que me apoyaba de manera incondicional era Jared: leía mis cuentos con pasión al salir de la impresora y los volvía a leer cuando aparecían en la revista.” Páximas 87 e 88

“Pasé el resto del día en la biblioteca municipal, consultando los archivos e intentando tirar del hilo del pasado. Para esa tarea, Erne Pinkas me fue de gran ayuda: no escatimaba su tiempo para ayudarme a investigar.” Páxina 119
“Me constaba que Pinkas, setenta y cinco años, jubilado de una fábrica textil de Concord, que no había estudiado nunca y sentía no haber podido satisfacer su pasión por los libros más allá de su trabajo como bibliotecario voluntario, sentía una gratitud eterna hacia Harry desde que éste le había permititdo seguir como oyente sus cursos de Literatura en la Universidad de Burrows.”  Páxina 120

“Al día siguiente, el viernes 20 de junio, volví a la prisión a ver a Harry. Antes de dejar Aurora, pasé por la biblioteca, donde comprobé que había llegado mi paquete.”  Páxina 123
“Doné a la biblioteca municipal algunos ejemplares de mi primer libroque había traído conmigo y, para mi sorpresa, ese miserable montón de folios despreciado por  Nueva York estusiasmó aquí  en Aurora. Páxina 129

“-Yo he leído su libro. ¡Lo cogí prestado en la biblioteca municipal y lo leí en una sola noche!¡Me encantó!¡Es usted un gran escritor, Harry! Harry… esta tarde, canté para usted. Esa canción, ¡la cantépara usted!.”  Páxina 141

“Erne Pinkas fue de nuevo una inestimable ayuda en esta empresa: encontró en el archivo de la biblioteca el yearbook de 1975 del instituto de Aurora y consiguió redactar, gracias a la guía telefónica y a internet, una lista de las direcciones actuales de una gran parte de los antiguos compañeros de clase que todavía vivían en la zona.” Páxina 197

La verdad sobre el caso de Harry Quebert de Joël Dicker, editado por Alfaguara, 6ª ed., 2013. Aportado por Anxo

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