Salvo la biblioteca. Cada día pasábamos allí una hora, con libertad de hojear cualquier libro, todos los libros, de sentarnos a leer, o consultar las fichas del catálogo. Cuando faltaban quince minutos la bibliotecaria nos avisaba, para que pudiésemos llevarnos un libro prestado. La bibliotecaria era (no se rían) un encanto. No solo tenía una voz dulce, sino que era adorable. Te decía: "Aquí es donde están las biografías" y a continuación te explicaba lo que era una biografía.Era una posibilidad maravillosa y la creí a pies juntillas."
—Aquí están los libros de consulta. Si alguna vez hay algo que quieras saber, pregúntame y encontraremos la respuesta en un libro.
Manual para mujeres de la limpieza. Lucía Berlín. Alfaguara.2015. Edición electrónica para Kindle. (posición 5326-5332). Aportado por Mónica Rei
No hay comentarios:
Publicar un comentario