jueves, 19 de octubre de 2017

El hijo cambiado

Entraron a un vestíbulo largo y espacioso al fondo del cual empezaba una escalera. 
Eso de ahí es la biblioteca, dijo Walker. Luego bajaremos a tomar un cóctel.
Pearl miró al interior y vio una gran chimenea con una pesada repisa de roble, varias sillas de aspecto cómodo y unas alfombras rojas y rosadas. En una esquina había dos chicos jugando con un tablero.   Pág. 56-57

Abajo en la biblioteca, Walker le preparó una copa en el mueble bar. A Pearl la hacía feliz la felicidad y audacia de los otros. Walker le tendió el vaso, e inmediatamente, ella dio un sorbo. Pág. 59

En esos momentos, Pearl hacia voto de beber más o menos. Se iba a su cuarto y se cepillaba los dientes. Se iba a la biblioteca a jugar al Cluedo con Trip y Peter.  Pág. 164

Eres peor que los niños, suspiro Miriam. Mira cómo has puesto la cocina.
Pearl se fue a la biblioteca, donde estaba el mueble bar. La alfombra oriental que había delante del armarito de las bebidas estaba hecha jirones.  Pág. 179

Salió de la biblioteca y empezó a subir cautelosamente las escaleras, con cuidado de no tropezar ni derramar el vaso. El la pared había un alfabeto hecho con ramitas contrahechas pegadas a una plancha de yeso.   Pág. 180

Cruzó la cocina en dirección al llanto del bebé y encontró a Angie en la biblioteca, apretujada bajo los cojines del sofá. Angie lloraba como si algo la desgarrara por dentro.  Pág. 262

El hijo cambiado/ Joy Williams.  Ediciones Alpha Decay, S. A. 2017. Aportado por Lola/Madrid

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