jueves, 2 de noviembre de 2017

Delirio

Ella, a su vez, le preguntó por Tom, sobre el que siempre había pensado que en cualquier momento saldría algo malo de él, una mala noticia, y Shaul le habló de los estudios de matemáticas que estaba realizando en la Sorbona y de las muchas becas que le habían concedido, aunque se cuidó mucho de no dejar traslucir ni lo orgulloso ni lo contento que estaba de Tom, y mientras hablaba, Esti se imaginaba a Tom sentado en alguna tenebrosa biblioteca, con la cabeza, demasiado grande, poniendo en peligro el hilillo, que tenía por cuello, y quiso preguntar algo pero después pensó que mejor no. Pág. 40

Delirio/David Grossman. Editorial Lumen 2011. Aportado por Lola/Madrid

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