lunes, 22 de abril de 2019

El profesor

Ninguno sabíamos que quería decir "paladar", hasta que fuimos a la vuelta de la esquina a ver si la bibliotecaria del Andrew Carnegie nos dejaba mirar el diccionario grande que estaba cerca de su escritorio.  px 41

El hombre me dijo que no me preocupara de Bruto, me quitó el libro y me dijo que aquello no era una biblioteca y que tuviera la bondad de marcharme. 
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Mis alumnos me dijeron que gastarme tanto dinero en un libro de Shakespeare había sido una memez, dicho sea sin ánimo de faltarle al respeto, y que si lo que quería era impresionar a la gente ¿por qué no me iba a la biblioteca, sin más, y me copiaba allí los pasajes? px 48

Los biliotecarios de la universidad me daban golpecitos cuando roncaba tras un montón de libros. Una bibliotecaria me dijo que estaba terminantemente prohibido dormir. Tuvo la amabilidad de indicarme que allí fuera, en Washington Square, había bancos en abundancia donde podía echarme hasta que llegaran los policías. px 51

Dejaría mi carrera en la enseñanza, que no tenía futuro ni merecía respeto, me buscaría un trabajo a tiempo parcial, me pasaría la vida leyendo en las bibliotecas [...]. px 124

Llevo a mis alumnos a la biblioteca para que la bibliotecaria, agradable y entusiasta, les enseñe cómo se busca la información, cómo se emplean las herramientas básicas de la investigación. Ellos la escuchan y se miran unos a otros y susurran entre sí en español y francés, pero cuando les pregunta si tienen alguna duda, se quedan con la mirada fija, poniendo en una situación incómoda a la bibliotecaria, que tiene tantos deseos de ayudar. px 138

-No tienen que tragarse todo lo que yo les diga -insistí-. Ni lo que les diga nadie. Pueden hacer preguntas. Si yo no sé la respuesta, podemos buscarla en la biblioteca o debatirla aquí. px 140

Me ofrecí ir a la biblioteca y consultarlo, pero ellos dijeron que eso podían hacerlo ellos mismos y para qué me estaban pagando. px 156

Por la mañana tomaba café en el Bewley y trabajaba en la Biblioteca Nacional o en la biblioteca del Trinity College. px 200

Me sentaba en la biblioteca e iba haciendo crecer mi montaña de fichas. La bebida aumentaba mi confusión mental. px 203

En el tiempo que he pasado en las aulas podría haber leído miles de libros. Podría haberme recorrido la Biblioteca de la calle Cuarenta y Dos, subiendo por un lado y bajando po el otro. px 288

Pasaré horas  en la Biblioteca de la calle Cuarenta y Dos,el lugar que más me gusta de Nueva York, [...] px289

El profesor; Frank McCourt. Ed Maeva, 2006. Aportado por JMV

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