lunes, 29 de abril de 2019

Los desorientados

     Ocho días después de esta conversación se había esfumado. Ya no me llamaba, y ninguno de nuestros amigos sabía nada de él. Estábamos todos convencidos de que estaba con la chica a la que quería.
     Una única vez me lo encontré en la biblioteca de la universidad. Había ido a hacer fotocopias.
-Ya no se te ve- le reproché a media voz.
Se puso un dedo en los labios.
-Chis! Me estoy entrenando! Si quieres ser Dios, tienes que volverte invisible.
     Fue la última vez que nos reímos juntos. Páxina 41.

     En mi casita, puedo leer, como ves -dijo haciendo pasar a su invitado y encendiendo las luces, que revelaban paredes cubiertas de libros.
    -Pues no es tan pequeña tu casita.
    -Es solo lo que estás viendo. Aquí, mi biblioteca; en el primero, mi cuarto y el cuarto de baño; y una veranda. Páxina 120.

En otros lugares, los pogromos están en el cubo de la basura de la Historia; y aquí vuelven a empezar. En otros lugares, los Protocolos de los Sabios de Sión desaparecen de las bibliotecas respetables, y aquí los publican a más y mejor. Páxina 288

Los desorientados de Amin Maalouf, publicado por Alianza no 2012. Aportado Por Anxo

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