viernes, 19 de abril de 2019

El silencio de oro

Pocas veces leyó sus versos en público: una ante extranjeros, otra ante niños, y también ante ciegos. Y en una cuarta ocasión ante el micrófono de la radio, que lo convertía, en la sombra, en un Ciego ante ciegos, luminoso título de un cuadernito en que recogió la selección de lo leído. Grabó con Navarro Tomás su palabra aguda en voz grave para el Archivo del Centro de Estudios Históricos (1932) y luego, exiliado, también para la Biblioteca del Congreso de Washington (agosto, 1949). Estas experiencias le contentaros, porque acentuaban una visión interior e ideal de la poesía alejada del espectáculo. Pág. 16-17

El silencio de oro. Juan Ramón Jiménez. Ediciones Linteo, S. L., 2017. Aportado por Lola

No hay comentarios:

Publicar un comentario