Resuelto, me dirigí a la biblioteca de mis tías.
Qué fáciles me parecieron entonces la mentira y el crimen. No recuerdo la más mínima inhibición. Estoy convencido de que hoy; en caso de necesidad, tampoco me sería difícil cometer un acto indecoroso. Pág. 73
Tras una breve búsqueda, encontré en la biblioteca un libro que me pareció apropiado. Eran los poemas de un olvidado poeta de la revolución de 1848; un tomo enmohecido, del que seguramente hace tiempo que no queda un ejemplar sobre la tierra. Pág. 73
Como he dicho antes, en la clase de gimnasia Adler era mi vecino. En Viena, a mí no se me consideraba un mal gimnasta. Aquí en el San Nikolaus, entre tanto intelectual y tanta rata de biblioteca, incluso destacaba. La poca atención que se prestaba a Adler durante esas horas era achacable a una supervaloración del intelecto por parte de algunos de mis condiscípulos y a su menosprecio por la gimnasia. Pág. 80
Reunión de bachilleres. Franz Werfel. 2005 Editorial Minúscula, S. L. Aportado por Lola
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