martes, 23 de diciembre de 2025

Muertes poco naturales

 

px 30

-El lunes pasado, por la mañana, el señor Seton fue a Londres para pasar unos días en su club, el Cadaver Club de Tavistock Square. En octubre siempre pasa una o dos semanas allí. Prefiere Londres en otoño y le gusta documentarse para futuras obras en la biblioteca del club. [...]

px 60
-Por la tarde trabajé en la Biblioteca de Londres y luego fui a un teatro de vanguardia. Como se hacía tarde, me pareció mejor pasar la noche en Londres. [...]

px 76
- [...] Los bestsellers los creaban los anunciantes, escribir bien era un claro inconveniente y las bibliotecas públicas habían acabado con las ventas. Pienso que tenía razón. [...]

px 95
[...] La noticia de que Eliza Marley  había reconocido que pasó la noche del martes en Londres creó toda suerte de especulaciones, estimuladas por las frecuentes y poco convincentes explicaciones de Celia en el sentido de que su sobrina tenía necesidad de visitar la Biblioteca de Londres. [...]

px 132
-Sí, señor. Casi todas las mañanas de diez a doce y media, hora en que comía, y nuevamente de las dos y media hasta las cuatro y media. Trabajaba con ese horario y escribía a máquina. Si se trataba de leer o de tomar apuntes, iba a la biblioteca. Sin embargo, en la biblioteca no se puede escribir a máquina porque molesta a los demás socios.

px 133
Evidentemente, ahora tocaba visitar la biblioteca. [...].
La biblioteca, que daba a la plaza por el sur, probablemente era la estancia más interesante de la casa. [...] Los libros formaban una pequeña pero relativamente amplia biblioteca del crimen.
[...]

px 134
[...] También notó que, a pesar de que el club excluía a las mujeres, la prohibición no incluía sus obras, razón por la cual la biblioteca era bastante representativa de las novelas del género durante los últimos ciento cincuenta años.

px 135
Dalgliesh le dio las gracias y lo dejó ir. Se quedó unos minutos más en la biblioteca. [...]
[...]
[...] Como proclamaba el menú del tablón de anuncios de la biblioteca, hoy había melón, budín de ternera y riñones, y soufflé de limón. Ya estaban entrando los primeros budines cubiertos con servilletas.

px 136
-¡Nada de eso! En realidad, no es así. Se trata de un error muy difundido. Aunque la muerte de Seton fuera un truco publicitario que, reconócelo, sugeriría un celo excesivo por parte delpobre Maurice, dudo que se vendiera un solo ejemplar más. Unas pocas viejecitas añadirían su última obra a las listas de la biblioteca, pero no es lo mismo. [...]

P. D. JAMES; Muertes poco naturales. RBA, 1999

Aportado por JMV

No hay comentarios:

Publicar un comentario