"Anselmo Buendía era el hombre más despistado del mundo y lo perdía todo: las llaves de casa, la cartera, la chaqueta, la lista de la compra, el carné de la biblioteca, el caperuzón del bolígrafo...
Aunque, con diferencia, lo que más perdía era a sí mismo. Ya fuera andando o en coche, siempre acababa deambulando por la ciudad, de aquí para allá, completamente desorientado, dando vueltas en círculo, en cuadrado o en octógono, que para eso tiene ocho lados. Acababa tan desesperado que terminaba por perder los nervios también." (p. 65)
De Casi un millón de cuentos, de Daniel Nesquens y Pepe Serrano (ed. Edelvives 2013), aportado por Sfer.
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