miércoles, 28 de enero de 2015

Un viejo que leía novelas de amor

“Una vez vendidos los micos y los loros, la maestra le enseñó la biblioteca.
Se emocionó de ver tanto libro junto. La maestra poseía unos cincuenta volúmenes ordenados en un armario de tablas y se entregó a la placentera tarea de revisarlos ayudado por la lupa recién adquirida.”  (páxina 70)

“Había de ser muy cabrón para deleitarse haciendo sufrir de esa manera a un pobre chico como El Pequeño Lombardino, y, por fin, luego de revisar toda la biblioteca, encontró aquello que realmente deseaba.
El Rosario de Florence Barclay, contenía amor, amor por todas partes. Los personajes sufrían y mezclaban la dicha con los padecimientos de una manera tan bella, que la lupa se empañaba de lágrimas.”  (páxina 71)

Un viejo que leía novelas de amor de Luis Sepúlveda, editado por Tusquets. Aportados por Anxo

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