Dio lo mismo. Después del gesto de protesta solidaria, cada uno se fue a su casa y Huertas se quedó en la prisión Modelo. Allí acompañó a Txiki Paredes Manot, miembro de ETA político-militar condenado a muerte, en sus últimas horas antes del fusilamiento ante una tapia del cementerio de Cerdanyola. Se ocupaba de la biblioteca de la cárcel y procuró mejorar las existencias. Escribe su amigo Martí Gómez: "Desde la cárcel, Josep Maria Huertas me pidió libros y yo se los pedí a Carmen Balcells, que me dijo: "Este Huertas es el tío más áspero, molesto, maleducado, grosero e inaguantable que he conocido pero, no sé si será por eso, se hace querer", y dicho esto dio la orden de que le enviaran muchos libros".
Sale de "memorias líquidas" de enric gonzález, editado por jot down books, y está en la página 42: Aportado por Sfer
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