miércoles, 23 de mayo de 2018

El paraíso de los mortales

Aquel comentario había inducido a Mino a una discreta investigación, ya que el asunto no quiso comentarlo con sus amigos y, solventada la misma en el correspondiente diccionario de la Biblioteca Silvela, tuvo la sospecha de que su hermana entraba en el cómputo dominical. La unica vez que insultó a lila, cuando todavía era un estorbo y no un fantansma, mentando la dudosa filiación, recibió las mejores bofetadas que don Suero pudiera propinar a alguien que hubiese afinado la puntaría en el tiro al plato. Pág. 12-13

El paraíso de los mortales. Luis Mateo Díez. 1998, Santillana, S. A. Alfaguara. Aportado por Lola.

No hay comentarios:

Publicar un comentario