jueves, 22 de noviembre de 2018

La señora Osmond

Nunca le habían puesto restricciones sobre las obras a las que podía tener acceso -su madre, de quien podría haberse esperado que impusiera cierto grado de censura protectora, había muerto, y a su padre, como él mismo tuvo a bien expresarlo con generosidad, le importaba un bledo lo que leyera la niña-, así que dispuso de libertad para buscar en la limitada biblioteca de la casa. Pág. 345-346

La señora Osmond. John Banville. 2018, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U. Aportado por Lola

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