Yo siempre me había sentido inadecuado, a pesar del amor de mi familia, de mis tres o cuatro compañeros del instituto, de los dueños de las tiendas a las que mi madre me había mandado todo la vida a hacer los recados, que me saludaban y me preguntaban por los estudios y por las novias que nunca tuve. Incluso en mis mejores épocas cuando me refugiaba en la biblioteca municipal a soñar en un futuro esplendoroso hasta que doña Rosario apagaba las luces a las diez y me echaba a la calle, mi único deseo había sido escapara de Villasanta para marcharme a un lugar del que pudiera sentirme parte, un lugar mítico como Samarcanda, París o, en las fases de modestia, Madrid o incluso Oneira. Pág. 54
El secreto del orfebre. Elia Barceló. 2017, Roca editorial de libros, S. L. Aportado por Lola
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