sábado, 16 de noviembre de 2019

Brasil

Las pinturas -cuadrados y círculo en furiosas pinceladas- no podían valer mucho, excepto quizá para el artista en el momento de pintarlas, pero los lomos de los libros tenían letras de oro. Le maravilló la altura de las bibliotecas, similar a las de una palmera.
páx. 21

No obstante, había cierta semejanza fraternal, además de sociables murmullos en la biblioteca después de cenar, con una copa de coñac, o altos vasos cónicos de chopp, mientras Isabel pasaba las hojas de un álbum con reproducciones del Quattrocento, [...]
páx. 91

Brasil; John Updike. Ediciones Orbis S.A, 1997. Aportado por JMV

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