jueves, 6 de agosto de 2020

Bajo el volcán

—Tuve un amigo inglés que fue a combatir a España, y si murió, supongo que

sigue allí —Hugh pasó la punta de la lengua por la orilla del papel y, después de

apretarlo, lo encendió; el cigarrillo ardió con rapidez y eficacia—. De hecho, lo

reportaron muerto en dos ocasiones, pero volvió a presentarse las últimas dos veces.

Ya estaba allí en el treinta y seis. Mientras esperaban que Franco atacase, estaba

tendido con su ametralladora en la biblioteca de la Ciudad Universitaria leyendo a De

Quincey por primera vez. Aunque quizá exagero por lo de la ametralladora. No creo

que hayan tenido una sola. Era comunista y tal vez haya sido el mejor hombre que he

conocido. Le encantaba el vino rosado de Anjou. También tenía en Londres un perro

llamado Harpo. Probablemente no te parezca muy verosímil que un comunista

tuviese un perro llamado Harpo… ¿o sí? Pax. 126

...Caverna de los Vientos, sede de todas las grandes decisiones, pequeña Citerea de la infancia, eterna biblioteca, santuario que se adquiere por un penique o por nada, ¿en qué otra parte podría el hombre adquirir y despojarse de tanto al mismo tiempo? El Cónsul estaba bien despierto pero por el momento al parecer no estaba cenando con los demás, aunque sus voces le llegaban con suficiente nitidez. Todo el retrete era de piedra gris y parecía una tumba, hasta el asiento era de fría piedra. <<Es lo que me merezco... Es lo que soy>>, pensó el Cónsul
- Cervantes - llamó, y Cervantes, de modo sorprendente, apareció a medias, oculto en parte por la pared (no había puerta alguna en la tumba de piedra) con el gallo de pelea que, cacareando, simulaba  forcejear bajo su brazo:
-... ¡Tlaxcala!     Pax. 330

Bajo el volcán. Malcolm Lowry. Tusquets, 2ª edición, 2009. Anaco e foto aportada por Pedro


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