sigue allí —Hugh pasó la punta de la lengua por la orilla
del papel y, después de
apretarlo, lo encendió; el cigarrillo ardió con rapidez y
eficacia—. De hecho, lo
reportaron muerto en dos ocasiones, pero volvió a
presentarse las últimas dos veces.
Ya estaba allí en el treinta y seis. Mientras esperaban que
Franco atacase, estaba
tendido con su ametralladora en la biblioteca de la Ciudad
Universitaria leyendo a De
Quincey por primera vez. Aunque quizá exagero por lo de la
ametralladora. No creo
que hayan tenido una sola. Era comunista y tal vez haya sido
el mejor hombre que he
conocido. Le encantaba el vino rosado de Anjou. También
tenía en Londres un perro
llamado Harpo. Probablemente no te parezca muy verosímil que
un comunista
tuviese un perro llamado Harpo… ¿o sí? Pax. 126
Bajo el volcán. Malcolm Lowry. Tusquets, 2ª edición, 2009. Anaco e foto aportada por Pedro
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