lunes, 26 de julio de 2021

Y Zelda se convirtió en vikinga

Los lunes, después de desayunar, voy a la biblioteca a leer libros de vikingos. Gert vuelve de clase y almorzamos juntos.

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Los miércoles voy a la biblioteca a leer la revista National Geographic, por si veo alguna foto nueva de vikingos. También me gusta mirar las fotos de animales. Pax. 23


Me miré el reloj para comprobar que aún tenía tiempo de sobra para realizar un sacrificio en honor de Gert antes de coger el autobús de las 11.15 para ir a leer a la biblioteca. Pax. 84 e 85

Aun cuando trabajaba en la gasolinera, antes de la beca y antes de que con ese dinero pudiéramos encontrar un sitio lejos de tío Richard, se aseguró de que yo pudiera ir a la biblioteca y al centro cívico. No teníamos mucho dinero, pero Gert es poderoso sobreviviendo a las batallas de la vida. Pax. 128

Entró Big Todd y me dijo que me había conseguido una entrevista de trabajo en la biblioteca, que para mi era un sitio perfecto para trabajar.

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Me sentía como si fuera a explotar y le grité al teléfono:

-TENGO UNA ENTREVISTA DE TRABAJO EN LA BIBLIOTECA! Pax. 132


-En eso te doy la razón. -Se acercó y me hizo girar-. Pero te queda bien. Te marca el culo, pero sin que parezcas una guarrona.

-Guarrona no queremos - le dije.

-No, decididamente no vale para una entrevista en una biblioteca. Pax 133


Querido doctor Kepple:

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¿Hay algún otro modo de que un vikingo pueda conseguir un tesoro que no sea saqueando? Ah, y tengo una entrevista de trabajo en la biblioteca (no sé si los vikingos tienen bibliotecas, así que también me puede contestar a eso).

Gracias por leerme y que pase un buen día. Pax. 148


Era el día de la entrevista en la biblioteca. Los miércoles son perfectos porque ya son mis días de lectura en la biblioteca pero Big Todd me dijo que mi entrevista no era en la biblioteca de al laddo del centro cívico a la que yo iba.

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Me llevó en coche a la biblioteca y me dio los horarios de los autobuses y las indicaciones necesarias, conduciendo exactamente por el mismo camino que yo haría en autobús. Pax 158


Aunque no tenía ninguna experiencia laboral, Big Todd me ayudó a preparar un CV con el que parecía que podía ser una buena empleada de la biblioteca. La bibliotecaria, que se llamaba Carol, mordisqueó el extremo del lápiz. Big Todd cruzó las piernas. Estaba nervioso y no paraba de moverlas de arriba a abajo.

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Big Todd me dijo que me acompañaba para darme ánimo, pero también para resolver las dudas que pudiera tener la bibliotecaria. Pax. 159


Con "socio" se refería a los que vamos a las bibliotecas. Era algo que yo había puesto en mi carta de presentación: que era "socia voraz de las bibliotecas" y sabía como funcionaban y donde estaban los libros.

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Él me había hecho una lista de razones por las que yo era perfecta para la biblioteca. Las había ido escribiendo mientras yo le contaba lo que me gustaba de ir allí a leer. Pero me la había dejado en casa. Pax. 160


-Me he dejado en casa el papel donde tenía escritas las razones por las que sería perfecta para trabajar en la biblioteca -dije.

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Le dije que yo iba a la biblioteca que había cerca de mi casa muy a menudo, que leer es muy importante  que quería ayudar a los demás a encontrar los libros que querían. Pax. 161


Me pidieron que les contara cómo había ido la entrevista y, cuando lo hice, Big Todd dijo que había conseguido impresionar a la bibliotecaria, a pesar de que al principio nos había dicho que no tenían ningún trabajo. Pax. 163


-Qué bien -dijo cuando le conté por qué no podía ir-. Y en una biblioteca. ¿No es genial?

-Mucho -dije yo

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Gert, AK47 y Big Todd me habían advertido que en la biblioteca podían ponerme un horario de trabajo distinto cada semana y que eso significaría que cambiaría mucho de horarios, pero yo les dije que estaba preparada para el reto y que lo superaría contando hasta diez cuando me pusiera nerviosa por no saber qué iba a pasar a continuación. Pax. 165


La biblioteca es un sitio muy heroico en el que trabajar, porque los bibliotecarios ayudan a la gente a tener el cerebro más fuerte. También ayudan a los indigentes dándoles comida en lata que otras personas dejan en la caja de cartón de la entrada. Pax 166


Ser bibliotecaria consiste sobre todo en saber dónde va cada libro, para poder responder a las preguntas de las personas que intentan encontrarlos. Además, la gente se deja libros en las mesas. Si sabes adónde llevarlos, no hace falta que vayas al ordenador, que es lo más difícil de ser bibliotecaria, y fue algo que no conseguí hacer bien enseguida.

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Yo sabía que en la entrevista tenía que ser gilipuya porque tienes que demostrar que eres digna de ser bibliotecaria.

No se puede ser bibliotecaria sin superar obstáculos.

La persona que estaba trabajando en la biblioteca antes que yo era un estudiante universitario que se llamaba Teddy y había hecho muy bien su trabajo

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A la hora del almuerzo, me dejaban ir a cualquier parte de la biblioteca a leer mientras no incordiara a nadie. Pax 167


Había personas que iban siempre a la biblioteca. Dos ancianos, que se llamaban Tyrone y Mac, jugaban juntos al ajedrez por las mañanas.

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Marxy vino a verme a la biblioteca en mi segundo día de trabajo, que era domingo. Me cogió de la cintura e intentó besarme en la boca.

-Mientras estoy trabajando no -le dije.

-Ah -dijo el, retrocediendo-. Perdona.

-Pero me alegro mucho de verte.

Va contra las normas besarse en la biblioteca. Carol me contó que una vez había pillado a dos crios de instituto, un chico y una chica, morreando en la sección de Cocina, 641.5, que es donde están los libros de cocina internacional. Pax. 168

Pearl vino a buscar a Marxy media hora más tarde. Yo intentaba demostrarle que era responsable y heroica y una buena novia para su hijo. Ella me dijo que se alegraba de verme y que le parecía muy bien que yo trabajara en la biblioteca. Pax. 169 e 170


-¿Tú crees que Zelda no tuvo dificultades cuando consiguió el trabajo en la biblioteca? Pax. 172


Los domingos eran días muy serios en la biblioteca, por la Hora de las Lecturas Dominicales de la Señora Coneja. Los padres llevaban a sus niños pequeños para que escucharan a una mujer con orejas de conejo tocar una guitarra y leerles libros. Cuando me enteré de que la Hora de las Lecturas Dominicales de la Señora Coneja era la razón por la que los empleados de la biblioteca odiaban trabajar los domingos, no lo entendía. La lectura es buena para fortalecer el cerebro y es agradable escuchar guitarras y música. 

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Me enteré de que los bebés vomitaban mucho y chillaban y lloraban, y cuando se iban de la biblioteca olía a pierda y a pañales sucios. Los bebés que iban con sus padres a los programas que organizaba la biblioteca hacían mucho ruido y olían, no sé por qué, a ni no me molestaban. Pax 178


Los padres y los niños no entraron en la biblioteca como el resto de la gente. No fueron "goteando", como un riachuelo que avanza muy despacio. Vinieron todos de golpe como una inundación. Yo no sabía de donde había salido tanta gente.

-¿Ves? -me dijo Carol, que dedicaba a todos los que entraban una sonrisa falsa.

Los cochecitos a veces eran grandes y parecía que vinieran del futuro. Casi todos eran más bien feos. Eso era porque la gente que venía a nuestra biblioteca no tenía mucho dinero. Carol me dijo que la otra biblioteca tenía "clientela de más nivel", pero que los padres ricos solían ser más molestos. Pax. 179


Esta noche soñé con Hendo. La biblioteca estaba vacía. En el sueño estábamos hablando de libros y de vikingos, y de pronto se inclinó y me besó. Estábamos sentados el uno al lado del otro y me acarició la mejilla. Yo lo agarré de los brazos y noté los músculos. Pax. 186


Siempre que podía, estudiaba las imágenes de un libro de la biblioteca que se titulaba El gozo del sexo y que todo el mundo consultaba en secreto. Estaba lleno de dibujos de desnudos y le habían arrancado muchas páginas.

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Un día de esa semana vi a Hendo en la biblioteca. Yo si que no quería que él me viera leyendo El gozo del sexo, así que lo escondí debajo de un libro del carrito e intenté pasar de largo. Era la primera vez que lo veía en la biblioteca sin Artem y él me vio antes de que me diera tiempo a pasar.

-Eh, Talismán -dijo-, ¿qué pasa?

-Nada, estoy trabajando - contesté, y le pregunté qué hacía en la biblioteca sino era domingo.

Se encogió de hombros.

Pax. 195 e 196


Lo miré y empecé a pensar en cómo sería ser su novia. Saldríamos, iríamos a sitiosy hablaríamos de los libros de la biblioteca, y nos besaríamos y nadie diría: "Mira esos dos retrasados", como nos lo decían a Marxy y a mí. Pax. 201


Y le dije que había conocido a Hendo en la biblioteca. Le dije que pasaba ratos conmigo cuando se aburría de la Hora de las Lecturas Dominicales de la Señora Coneja, y que a veces venía únicamente a leer revistas de baloncesto. Pax. 205 e 206


Pensaba que me iba a decir que se lo contara a Gert, pero no. Repasó sus notas y me preguntó qué más novedades había. Le hablé de la biblioteca, de todos los libros distintos, y de que, aunque no había muchos sobre vikingos, podía pedir que e comprara. Yo ya había pedido uno que Carol decía que era nuevo. Pax. 207


Ese día no se me dio bien el trabajo de la biblioteca porque estaba disgustada por lo de Marxy. No me hacía ilusión ayudar a la gente a encontrar libros ni a llevárselos. Me equivoqué dos veces.

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Estábamos las dos de pie en el mostrador de recepción de la biblioteca, donde yo trabajaba mucho porque ya se me daban bien los ordenadores. Carol empezó a dar golpecitos con las uñas en el mostrador. Pax. 243


Carol se puso a meter más libros en el catálogo de la biblioteca, pero yo sabía que estaba mirando, aunque fingiera que no. Pax. 244


Fuimos a la sección de Libros Ilustrados de la biblioteca. Mientras caminábamos, lo olí, y olía muy bien, y su mano me rozó una vez, pero no supe si había sido a propósito o no.

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Carol estaba escaneando libros  no había mucho lío en la biblioteca, así que le dije que me podía sentar a hablar un poquito. Hendo me preguntó qué novedades tenía. Pax 245


Después de ese día, Hendo vino más a la biblioteca, y eso me ayudó a olvidar a Marxy, que siempre estaba con Sarah-Beth en el centro cívico y le cogía la mano y a veces se la besaba. Pax. 247


Cuando Hendo y yo nos veíamos, no íbamos a su casa ni a la mía. Casi siempre era en la biblioteca, o en el McDonald´s, o en la cafetería que había enfrente de la biblioteca. Me preguntaba mucho por los vikingos y por Gert y mamá y AK47. Pax. 248


Esa noche no pude dormir. La persona con la que quería hablar, cuya voz quería oír, era Hendo. Había cogido su número de teléfono del ordenador de la biblioteca y lo tenía apuntado en mi móvil. Metiéndome debajo de las sábanas, lo llamé. Pax. 254


Condujimos un rato y vi que no giraba para la biblioteca. Le pregunté por qué no iba a la biblioteca. Me dijo que a lo mejor podía faltar a trabajo y así pasábamos el día juntos.

-Llama y di que estás mala. ¿Has faltado algún día

-No, nunca. Los vikingos no incumplen sus pactos, sobre todo cuando se trata de un trabajo que es importante para la tribu. Pax. 257


Llamé a la biblioteca y pedí que me pasaran con Carol y le dije que no podía ir. Hendo bajó la música y subió las ventanas para que Carol no supiera que estaba en el coche.

-Lo siento -dije tosiendo-, no me encuentro bien. Pax. 258


-¿Por qué? - me preguntó-. ¿Va todo bien por la biblioteca?

Le dije que me apetecía que hiciéramos algo después del trabajo y me dijo que le parecía estupendo. Pax. 259


Marxy se sentó a mi lado, me apoyó una mano en el hombro y me dijo que había conseguido el trabajo gracias a mí.

-Se te da tan bien lo de la biblioteca... -dijo-. Y hacer cosas por tu cuenta.

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Me dijo que, a sus ojos, yo era una leyenda, y que Yoda también estaba intentando conseguir un trabajo.

Cuando llegó la hora de irme a la biblioteca, Marxy se levantó y me dio un fuerte abrazo de oso. Pag. 284


Durante parte de mi turno en la biblioteca estuve en el mostrador de la entrada, registrando libros. Me sentí bien. No como una heroína, pero tampoco tan mal como antes.

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No supe que decir, así que me fui a por el carrito para darme una vuelta por la biblioteca colocando libros.

Había muchos libros por las mesas, lo que significaba que la persona del turno anterior no había hecho bien su trabajo. Lo miré y vi que era nueva, Olga, a la que yo no había conocido. Decidí dejar la biblioteca perfecta para que viera cómo se hacían las cosas. Pax. 285


Una de las cosas que me había enseñado Caro es que, cuando te enfrentas a un socio enfadado o a personas que están armando jaleo, siempre hay que mantener la calma como bibliotecaria y repetirles las normas con mucha claridad.

-Muy bien -dije-. Por favor, quite los pies de la silla. Pax. 286


Desde allí, le recordé una norma muy importante de la biblioteca.

-Si ha terminado de leer esa revista-dije señalando el número de National Geographic-, voy a volver a colocarla en su estantería.

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Entonces, otras personas de la biblioteca empezaron a mirarnos. Bajé la vista al carro y al libro de cocina que estaba en lo alto de la pila. Cerré los ojos y procuré no mirarlo a él.

Volvió a reir, como se ríe un grendel, y no se calló.

-Eso me parecía-dijo-. Te agradecería mucho que le dijeras a tu novio que me llame. Aunque tengas engañado a tu hermano y a quien sea, a mí no.

Fue entonces cuando le grité que era gilipullo, con lo que la gente que había en la biblioteca levantó la vista de sus libros. Miré alrededor n busca de Carol, pero estaba en su descanso.

...

Con el estómago revuelto, vi cómo Tucán salía de la biblioteca. Se detuvo un segundo delante del mostrador de devoluciones. Entonces su coche rojo paró a la entrada, y el Gordo bajó del asiento del conductor y se sentó en el del copiloto para que Tucán pudiera subir y alejarse en el coche.

Pax. 287 e 288


No fui a casa después de mi turno en la biblioteca. En vez de coger el autobús de siempre, crucé la calle, caminé un par de manzanas y me subí a otro. Pax. 291


En la casa no había nadie, ni siquiera okupas. Miré en todas las habitaciones. Cuando me iba vi unos libros en un rincón. Eran de la biblioteca. Como yo era vikinga y bibliotecaria, los puse en un montón y me los llevé. Hendo aún tenía el libro de trenes que le había buscado para Artem, pero no estaba allí, lo que significa que se lo habría llevado y tendría que pagarla multa por retraso cuando hubiera pagado por todas las demás cosas villanas que había hecho. Pax. 292


Así que eché a correr. Solté los libros de la biblioteca para correr más rápido, que fue una cobardía como bibliotecaria, y procuré correr por detrás de las casas. 

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Me dijeron que me podían llevar a casa cuando quisiera irme, para que no tuviera que coger el autobús. Como llevaba los libros de la biblioteca, pedí que me llevaran allí. Pax. 294


-¿Va todo bien por ahí atrás? -dijo la policia.

-No voy a decir nada -contesté.

-Claro. Es que estás temblando un poco.

-Entonces, sólo querías recuperar los libros de la biblioteca -me dijo el otro agente, que era el que conducía.

-La dirección del socio estaba en el sistema informático -dije.

-Eres la bibliotecaria más entregada que he conocido nunca -dijo la mujer.. ¿Tienes hermanos?

Miré al frente.

-Zelda... -dijo el otro agente-. Porque me parece que conocemos a tu hermano. Gert.

No dije nada. Ya tenía la garganta como un desierto y ni siquiera me estaban iluminando la cara con una luz brillante.

Pararon delante de la biblioteca. La agente bajó del coche y lo rodeó para abrirme la puerta a mí. Bajé yo también.

-Si alguna vez quieres hablar...-Me dio una tarjeta y mi espada de vikinga, que había cogido ella.

Le di las gracias, entré en la biblioteca y dejé los libros de Hendo en el buzón de libros devueltos de la entrada. Pax. 295


Después de uno de mis turnos en la biblioteca, AK47 y yo fuimos a hacer la compra para Gert y se la llevamos al apartamento por sorpresa. Ella estaba aparcando el coche y yo fui a abrir la puerta. Pax. 296


Vivíamos en un mundo villano y me enfadaba que hubieran hecho daño a Marxy, que era tan puro e inocente, aunque ya no fuera mi linda doncella. Puse mi cara de enfado para que nadie intentara hablarma hasta que me bajara del autobús en la biblioteca. Mi turno empezaba en menos de una hora, y Carol me había preparado trabajo en el ordenador, donde los socios iban a registrar los libros que sacaban. Ése es el puesto más poderoso de la biblioteca y Carol contaba conmigo.

Cuando llegé entré en la biblioteca y saludé a Larry, el guardia de seguridad, y fui a la sala de personal, donde Carol se estaba comiendo una ensalada en un recipiente de plástico. Pax. 306


Cuando volví a casa de la biblioteca, me miré en el espejo y me sentí muy pequeña y estúpida.

-No eres una leyenda -le dije a mi reflejo, y decidí que me iba a quedar en la cama para siempre. Pax. 307


En las leyendas vikingas, el héroe va a buscar al monstruo a la cueva. Yo no tenía la dirección de Tucán. No estaba en el sistema de la biblioteca como la de Hendo, pero sabía que había un sitio donde podía encontrarlo, donde él y su tribu pasaban el tiempo fumando y siendo villanos. Pax. 309


Gert había ido a verlo un montón de veces, y a veces yo lo veía sentado ahí cuando iba en el autobús hacia la biblioteca. Pax. 310


Yo iba a verla todo lo que podía, que no era todos los días porque cada vez trabajaba más horas en la biblioteca. Pax. 334


Un día, AK47 llamó a la biblioteca mientras yo estaba trabajando y dijo que necesitaba hablar conmigo. Pax. 335


Con estos papeles te transfiero el alquiler. Ya lo he hablado con el dueño del edificio. Sabe que vas a ocupar el apartamento en mi lugar. Tendrás que darle una copia de tu nómina de la biblioteca, para demostrar que tienes ingresos, pero lo podrás pagar. Pax. 337


Carol, la de la biblioteca, también vino. Me trajo dos sujetalibros, para que, cuando empezara mi propia biblioteca, pudiera ponerlo en los extremos y los libros no se cayeran. Pax. 341


Luego fui a mi cuarto y saqué mi sudadera de los Vikings de Minnesota, que me había comprado con dinero de mi sueldo de la biblioteca (aunque Gert es más de los Patriots). Pax. 348


MacDonald, A. D. (2020). Y Zelda se convirtió en vikinga. Barcelona: Destino.

Aportado por Lola.







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