En el colegio, donde le había costado encajar, deambulaba por los pasillos durante los descansos , solitaria e inquieta como un fantasma, y se veía atraída hacia la biblioteca, donde se sentía a gusto, donde hallaba refugio. Y el mismo patrón volvió a repetirse como alumna del Saint Christopher´s College: Mariana pasaba la mayor parte del tiempo en la biblioteca, donde trabó amistar con algunos estudiantes, pocos, tan tímidos y volcados en los libros como ella. Pax. 40
Tras abandonar el despacho del decano, Zoe y Mariana atravesaron la columna que recorría el otro extremos del patio, una serie de doce columnas que sostenían la biblioteca de arriba. Eran muy antiguas, estaban descoloridas y tenían unas grietas que las recorrían como si fueran venas. Pax. 69
Mariana sonrió. Casi todos los académicos tenían una enciclopedia por cerebro; Clarissa, una biblioteca entera. La profesora cerró los ojos y procedió a recitarla de memoria.
-¡Oh, vida, tan fútil y al fin duelo!/ ¡Oh, tu voz, consuelo y elación!/ ¿Habrá respuesta o reparación?/ Tras el velo, tras el velo... Pax. 87
Michaelides, A.(2021). Las Doncellas. Madrid: Alfaguara.
Aportado por Lola
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