jueves, 23 de septiembre de 2021

El último samurái

páx 26

Dado que tenían que sacarlo de su estante, podía enviarse a cualquier sala de lectura de Bodleian, e hice que lo enviaran a la reserva de la sala de lectura superior de la Radcliffe Camera, una biblioteca en una cúpula de piedra en el centro de una plaza.

páxs 28-29-30
Gobernaba el país desde Alejandría y fue él quien puso en marcha uno de los muchos esplendores de la ciudad: una biblioteca construida gracias a una política de adquisiciones que no se detenía ante nada.

La biblioteca pagó al registro público de Atenas una suma considerable  por obtener en préstamo los manuscritos originales de toda la obra trágica griega [...]

Hasta aquí nada del otro mundo, y aun así era mucho lo que podía decirse, y todo fascinante, sobre la biblioteca y Alejandría y los locos que vivieron allí, [...] Les encnataba hurgar en las obras del pasado (convenientemente puestas a su disposición en una biblioteca construida gracias a una política de adquisiciones que no se detenía ante nada), [...]

A Roemer le interesaba la crítica homérica de Aristarco que dirigió la biblioteca de Alejandría poco después del 180 a.C. [...]

páx 52
Da igual que te dediques a cavar zanjas o que seas bibliotecario o empleado de una gasolinera o el presidente de los Estados Unidos, si haces lo que quieres hacer y de algún modo enriqueces la vida de los demás, habrás triunfado como ser humano.

páx 90
Me gustaría que tocara algo más, dijo. ¿Quiere que le traiga alguna partitura? Si necesita alguna, podemos traérsela de la biblioteca.

páx 101
James Mill escribió una historia completa de la India al tiempo que proporcionaba ayuda léxica al pequeño John, pero él no tenía que cargar una minúscula sillita con una pequeña biblioteca, un niño, Repulsive, Junior Birdman y Bit, [...]

páx 194
Cuando nos hemos aprendido bien los caracteres, hemos ido a la biblioteca.

páx 197
Hoy hemos ido a la biblioteca. He cogido Tracks across Alaska, Ticket to Latvia, Night Train to Turkestan, Idle Days in Patagonia, In the Steps of Stanley, In Search of Genghis Khan y Danziger's Travels.

páx 198
Yo estaba practicando mis caracteres en japonés cuando, de repente, ¡me he fijado en que Sibylla miraba los libros de mi biblioteca! Me he puesto a observarla conteniendo el aliento.

páx 267
Desde que tengo memoria, Sib ha suspirado por el libro Ptolemaic Alexandria de Fraser (una extraordinaria obra de erudición que no debería faltar en ninguna casa). No está disponible en ninguna biblioteca pública [...]

páx 271
Así que me fui a la biblioteca en busca de todos sus libros. Sibylla tiene razón: es muy popular; [...]

Si los libros hubieran sido de ficción, seguramente la bibliotecaria no habría permitido a un chico de 11 años que se los llevara prestados, pero siendo libros de viajes, no se le ocurrió poner peros.

Leí los libros y luego saqué tres más del Barbican, y leí el último que había publicado en la Biblioteca Marylebone, porque no tenía carnet.


páx 272
Al día siguiente era lunes. Volvía a la biblioteca y repasé todos los periódicos del domingo, pero no había nada de mi padre.

páx 273
Regresé a la biblioteca todos los días para repasar los periódicos. No encontré nada de mi padre.

páx 285
Volví al día siguiente con un ejemplar de Stout Cortez (el libro con la mujer de Bali), que había comprado en una tienda de Oxfam por 50 peniques. También llevaba Brennunjalssaga, Magnusson, Gordon y y ellibro de transformaciones de Laplace y un libro sobre insectos comestibles que se liquidaba en la biblioteca por 10 peniques.

páx 289
La única manera de conseguir libros enb islandés es oedir que te los manden de Islandia. ¿Quién va a comprar el diccionario? Si existiera una corriente de interés generalizada, tal vez el precio bajaría, o al menos habría un ejemplar en las bibliotecas, pero obviamente la gente no va a interesarse por algo de lo que nunca ha oído hablar.

páx 366
Un día encontró un libro de astronomía en la biblioteca del colegio.

páx 394
Por la mañana decidí ir a la biblioteca. Un día sin hacer nada no iba a tener un efecto significativo sobre mis posibilidade de ganar un premio Nobel ni de bajar por el Amazonas.

páx 420
Sabía que jugaba mucho al bridge en el Portland Club, así que me bajé de la Línea de Circunvalación en Baker Street y fui a la biblioteca Marylebone para buscar el Portland Club en la guía telefónica.

páx 450
Saqué un libro de bridge de la biblioteca.

HELEN DEWITT; El último samurái. Ed. Penguin Random House. 2018.

Aportado por JMV

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