miércoles, 23 de noviembre de 2022

Cuentos sin hadas

 (...) Por ejemplo, si hablamos de la biblioteca, situada en el piso más alto, tendremos que convenir que estaba completamente desasistida. la biblioteca era de lo mejorcito en bibliotecas que podemos soñar en una ciudad pequeña como XXX, y nosotros, a quienes nos ha apasionado siempre la lectura continuada, no podíamos por menos de tomar los libros que casi se nos ofrecían en largas y altas estanterías, abiertas o fáciles de abrir, con solo poseer un manojo de llaves o mandar construir una con un molde obtenido de antemano. Además, para colmo de desconcierto y abandono, aquello estaba falto de un bibliotecario o simple vigilante iletrado. ¡Aquello era Jauja! Salíamos de allí siempre con algo debajo del brazo, mejor dicho, debajo de la americana. Y casi era un robo misericordioso ese. Francamente, así nos parecía, ya que en nuestras casas gozarían de mayor seguridad y consideración cuantos libros nos apropiásemos con muy útiles intenciones.


Carlos Edmundo de Ory, Cuentos sin hadas
CATEDRA (letras hispánicas)
Edición de José Manuel García Gil
Pg 116-117

Aportado por Pedro

No hay comentarios:

Publicar un comentario