Había que ponerle un nombre a nuestro grupúsculo y a nuestro canal en internet. Yo propuse Weimar, por la ciudad alemana sobre la que había leído en la biblioteca de la plaza de la Feria.
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Cuando iba por la mitad del guión, Pacomio le cogió el gusto a instalarse en mi cuarto, a su tertulia infernal y a sus groseras recriminaciones. No tuve más remedio que trasladar mi cuartel general a la biblioteca de la plaza de la Feria.
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No fui a la biblioteca el día 20 de marzo de 2015, porque Paconio se largó a la calle después de comer. A las seis de la tarde me pareció que regresaba. Recogí mis cosas para mudarme y salí al salón. No era Pacomio.
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Era la mujer de Pacomio. La muerta, que no se había muerto. En 2009 cuando el matrimonio llevaba dos años en Ávila, la hasta entonces analfabeta aprendió a leer. A escondidas. Fue en el aula de educación de adultos de la biblioteca de la plaza de la Feria, a la que yo iba tanto.
[...]
Pacomio me evitaba desde entonces, presa de bochorno incontrovertible. Me dejó bastante en paz. agobiado de vergüenza. Fue mucho más fácil escribir el guión de Ramona sin su matraca. Volví a establecerme en mi habitación, pasando de la biblioteca.
SANTIAGO LORENZO; Tostonazo. Blackie Books, 2022.
Aportado por JMV
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