Montalbano, para cerciorarse por si acaso, tomó el coche y se dirigió a la biblioteca municipal de Montelusa.
-Busco una representación sacra -le dijo a la directora.
La directora, que lo conocía como comisario, se sorprendió un poco, pero no dijo nada. Pax. 216
Camilleri, A. (1999). El perro de terracota. Emecé.
Aportado por Anxo
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