miércoles, 21 de febrero de 2024

Galíndez

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[...] Y se puso la boina para acompañarte a la calle e invitarte a un café que no podía ofrecerte en su casa-biblioteca, porque estoy a medio instalar y aún cruzo el charco para dar algún curso, [...]

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Tenía mucha paciencia con los niños, pero eso suele suceder con los solterones que van de visita, tratan de conquistar el corazón del anfitrión elogiándole los hijos, el gato, el perro, la biblioteca, el vino y en el fondo Galíndez suscitaba una sonrisa oculta, de cierta conmiseración.

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-Yo llegué aquí cuando, como quién dice, no estaban puestas las calles y ya entonces esta vieja mansión de los Munroe parecía historia. ¿Ha visto usted los muebles? ¿La Biblioteca? [...]

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[...] Para acelerar los trámites le encarezco que se ponga en contacto con la jefa del Archivo General y Biblioteca de este Ministerio, D.ª M.ª José Lozano Rincón. [...]

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-[...] Usted partió de un índice de analfabetismo de un 75%, ha creado la Orquesta Sinfónica, la Biblioteca de la Universidad; el embellecimiento de Santo Domingo, [...]

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[...]Cuando sales del museo de tu vida insuficiente, entras en la Biblioteca Galíndez y ni siquiera el esfuerzo sobre este puzzle te llevará a la reencarnación de tu deseo profundo. [...]

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-[...] Finalmente la encontraron en una cajita en el sótano de la Biblioteca Kennedy de Waltham, eso está por Massachusetts. Pues entonces, en 1962, empezó la leyenda de Miami como portaaviones hacia Cuba y esto se hizo irrespirable.

MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN; Galíndez. Bibliotex S.L. Biblioteca EL Mundo. 2001.

Aportado por JMV

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