pxs 96-97-98
A la semana de empezar el curso redescubrí los recovecos y los pasillos de la biblioteca del instituto. En Sawyer no había nada que se le pareciera, y la única colección de libros que yo había visto estaba en casa de Sando.
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Fue allí, en los estantes de libros, donde encontré a la chica que, sin consultarme nada, decidió que yo debía ser su novio. Era una chica de granja de una región situada más al este y se hospedaba en el horrible hostal. Igual que yo, iba a la biblioteca a huir de su vida, pero ella ya llegó allí con la costumbre de leer adquirida. [...]
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A la hora de comer no quedábamos directamente, sino que manteníamos la misma órbita en la biblioteca, y aunque no tuviéramos mucho que decirnos, nunca nos separábamos demasiado el uno del otro. al cabo de un mes, cuando la clase decidió -tal como ocurrían las cosas en aquellos tiempos- que Queenie y yo éramos pareja oficial, dos cadetes del ejército que iban un curso por delante del nuestro hicieron el anuncio solemne, ante toda la sección de no ficción de la biblioteca y usando un volumen de marcha militar, de que Queenie Cookson tenía unas tetas estupendas. [...] La noticia en sí misma ya resultaba sumamente incómoda, pero ¿cómo se suponía que tenía que reaccionar yo después de que el asunto se hubiera hecho público en la biblioteca?
TIM WINTON; Respira. Libros del Asteroide, 2024.
Aportado por JMV
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