Me siento insignificante ante Laforet. ¿Cómo es alguien que tiene esta biblioteca? ¿Y qué ha pasado para que este libro estuviera en una librería de Nueva York en el otoño del 69 y ahora esté en Vinuesa ocho años después? Pág. 64
Según mis cuentas hay cuatrocientos treinta y dos. Si me leyera uno al día estaría más de un año. Pero esto no es nada. No es nada comparado con la biblioteca del colegio, no es nada comparado con la Biblioteca Nacional, no es nada comparado con todos los libros que ahora mismo están esperando en alguna librería del mundo a ser comprados. Pág. 66
Probablemente los cuatrocientos treinta y dos libros que había anotado en mi cuaderno eran solo una pequeña parte de su biblioteca. Pág. 75
"Libros de ocasión. Muy baratos. Imprescindibles para la biblioteca de su casa. Poesía y prosa de los mejores autores de la Literatura Universal". Pág. 88
Nada más salir de la furgoneta escuché sus voces burlonas que repetían al unísono: "Libros de ocasión. Imprescindibles en su biblioteca". Pág. 89
¿Será Laforet algún escritor arruinado que le ha pedido a su amiga que se deshiciera de su biblioteca?. Pág 94
Me preguntaba si llegarían más libros, si todos pertenecerían a la biblioteca de Laforet, si Michelle se quedaría para siempre en Vinuesa ... Pág. 102
Los dos sabíamos que la venta de esa heterodoxa biblioteca de segunda mano no iba a resultar ni fácil, ni rápida. Pág. 112
El que no salía de ella era Sergio, que buscaba cualquier excusa para verme. Se había terminado Moby Dick y había vuelto a mi habitación-biblioteca tres veces para llevarse nuevas lecturas. Pág. 224
Había buscado en la biblioteca libros de botánica y le pidió a sor María que la dejara etiquetar con sus nombres científicos los árboles del claustro. Pág. 258
La librería de Michelle. Verónica Fernández. Espasa libros S.L.U., 2017. Aportado por Lola
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