Saca su cartera y encuentra entre su carnet de conducir y su tarjeta de la biblioteca pública el número de teléfono que hasta ahora guardaba, la llave que sólo puede ser introducida una vez en la cerradura.
páx 216
Cuando sonó el teléfono estaban tomando el té en la biblioteca y ahora Eccles coge su taza vacía que estaba en el suelo, entre sus pies, y mira en el fondo.
páx 300
Cuando vuelve a la biblioteca Lucy está preparada:
-Jack, lo siento. No quería sugerir que tú eras responsable, en absoluto. Claro que no lo eres. No seas tonto.
páx 301
John Updike; Corre, Conejo. Ed. Seix Barral. 1984
Aportado por JMV
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