domingo, 17 de octubre de 2021

Donde mejor canta un pájaro

páx 194

-Este período de Argentina será lanzado al tarro de basuras de la historia. En el futuro ningún ciudadano querrá recordarse de tal infamia. Sólo algunos eruditos, al leer en los documentos polvorientos de las bibliotecas estas canallescas petiiones del Congreso, apretarán avergonzados los párpados por miedo a agarrar una infección.

páx 245
...Iquique era un puerto visitado por barcos de todas las nacionalidades, con escuelas convenientes para los niños, todo tipo de negocios, enormes hoteles, teatros, bibliotecas y paseos, donde los turistas, los representantes de firmas comerciales, los adminitradores de las minas, los marinos y los obreros que bajaban de las minas a gastar el dinero acumulado durante meses podrían ser una fuente inagotable de ingresos.

páx 471
Jaime, ya tranquilo, con su hija refugiada en Iquique y su mujer amamantándome, clavada en la Casa Ukrania, tuvo tiempo para, antes de ir a Santiago a volarle la tapa de los sesos al tirano, entrar por primera vez en la Biblioteca Municipal, venciendo su odio a los libros, y ponerse a estudiar allí, durante horas, la biografía de Carlos Ibáñez del Campo.

páx 517
[...] mientras doña Sara me paseaba  por la Biblioteca Municipal recién inaugurada, tomé el primer libro que mi escasa estatura me permitía coger y comencé a leer de corrido, sin cometer una falta, El jorobado de Paul Feval.

páx 532-533
El Rebe me dijo: "¿Qué haces aquí jugando con monos militares fabricados únicamente para que desde chico te acostumbres a dar tu vida en las guerras, protegiendo vergonzosos negociados? ¡Mejor vamos a la Biblioteca Municipal! Allí nos esperan mundos maravillosos. Leyendo te darás cuenta de que el único juguete honesto que tienes es tu cerebro". [...] Un buen día el bibliotecario, con cara de alucinado, me acarició la cabeza, me dijo:
-¡Ya te leíste todos los libros! -y me regaló un pirulí...

páx 554
Como de costumbre, no tuve amigos pero sí dos grandes templos: el cine Minerva, donde me sumergí incontables horas para ver tres películas diarias, y la Biblioteca Nacional, noble edificio estilo francés, que le proporcionó a mi imaginación todos los cuentos y novelas de aventuras que necesitaba para calmar su voraz apetito.

ALEJANDRO JODOROWSKY; Donde mejor canta un pájaro. Ed Siruela 2005.

Aportado por JMV

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