Volvió la mirada hacia el hombre y vio que seguía inmerso en la lectura del grueso libro como si no pasara nada. Debía faltarle poco para terminarlo. Prácticamente estaba llegando al final. Y una vez que hubiera acabado de leerlo lo pondría en una de las magníficas vitrinas, y sería otro objeto más de los que embellecerían esa caótica biblioteca. Lo guardaría bajo llave y jamás volvería a tenerlo en las manos.
En efecto, allí los libros estaban encerrados. Pax. 51
Natsukawa, S. (2022). El gato que amaba los libros. Grijalbo.
Aportado por Anxo
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