
"Haida no tenía hermanos. Desde pequeño había tenido pocos amigos y le gustaban los perros y la música. Como en la residencia en la que vivía no podía escuchar música a sus anchas (y mucho menos tener perros), solía llevarse varios cedés a casa de Tsukuro para escucharlos allí. La mayoría los había tomado prestados de la biblioteca de la universidad. Otras veces llevaba viejos elepés. En el piso de Tsukuro había una cadena estéreo bastante buena; su hermana había dejado sólo algunos discos de Barry Manilow y de los Pet Shop Boys, de modo que Tsukuru apenas había usado el tocadiscos."
Los años de peregrinación del chico sin color de Haruki Murakami, editado por Tusquets no 2013, páxina 61.
Anaco aportado por Anxo
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